jueves, 16 de enero de 2020

Dia segundo

*NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE BELÉN*

*DIA SEGUNDO*

 *ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS*
Postrados a tus pies humildemente, oh Reina del cielo y de la tierra, Señora nuestra de Belén, te ofrezco, el homenaje de mi fe, de mi confianza y de mi amor. Deseo estar en tu presencia durante estos momentos de meditación y de plegarias.
Un incontable número de pecados mancha mi alma y atormenta mi conciencia; he contristado el  corazón de Dios y de mi Madre del Cielo. Estoy arrepentido, siento profunda pena y dolor, ¡Oh, quien pudiera borrar con lágrimas todas las prevaricaciones de mi vida! y como eres Madre de los pecadores y es tan grande tu misericordia, me acerco lleno de confianza a suplicarte me perdones, purifiques mi alma, santifiques mis pensamientos, mis deseos, mis defectos y mis obras. Quiero dejar en tus manos, Madre mía, un propósito firme, sincero y eficaz, para vivir en adelante en gracia y amistad con Dios, para morir dulcemente en tu regazo maternal y cantar eternamente tus glorias en el Cielo. Amén.
 *DIA SEGUNDO*
( *LA CIUDAD MARIANA* )
La tierra privilegiada, escogida por la Santísima Virgen para su aparición milagrosa, fue Salazar de las Palmas, floreciente Población del Norte de Santander, fundada en 1583 por el capitán español don Alonso Esteban Rangel.
Antigua como la conquista, nació entre lamentos de aborígenes y gritos de conquistadores. Tres veces fue fundada y destruida por los indios chitareros, a pesar de que su cuna se empapo de sangre, pronto se hizo grande, hasta ocupar un puesto celebre en la geografía y escribir páginas de gloria en la historia de la patria. Tienen sus calles una caprichosa reminiscencia hispánica; pero están colmadas de comercio, pues las entrañas de sus campos, son fecundas y por todas partes florecen los cafetos y las plantaciones. Los habitantes son profundamente religiosos, tradicionalmente acogedores y pacíficos. Todo en Salazar tiene un sello mariano. La devoción a Nuestra Señora de Belén, es la razón de ser de la ciudad que comparte con su celestial patrona las penas, las amarguras, los castigos, las esperanzas, los triunfos y las glorias. Salazar es la ciudad mariana del Norte de Santander.

 *EJEMPLO:*
La victoria estaba asegurada y el General Cipriano Castro entraba triunfante en Caracas en 1899, para apoderarse de la presidencia de la República Federal de Venezuela. Llama entonces el héroe de la batalla, para elevarlo al grado de coronel. El militar era un caballero colombiano, natural de Salazar de alma aventurera y corazón generoso. Licenciado después de brillantes hechos de armas regresa a su patria por la vía marítima. A la altura de Puerto Cabello, en el estado de Carabobo, se desencadena una horrible tempestad. El coronel saca entonces de su cartera una imagen de nuestra Señora de Belén, de la que nunca se había separado. Al resplandor de los rayos que desgarran el corazón de la noche, la muestra a la tripulación; quien tenga fe, les grita y crea en ella, que la invoque para que se salven; dos marinos solamente contestaron, besan la imagen con profundo dolor y ciega confianza y la tiran en medio de las aguas. El buque no pudo maniobrar y se hundió en el abismo.  Todos perecieron; pero el coronel y los dos marinos que habían invocado a la Virgen de Belén, inexplicablemente, milagrosamente, aparecieron en la playa, sanos y salvos. En testimonio de gratitud mandaron un barquito de oro como un exvoto, para el santuario de Salazar.
 (Hágase la petición)
 *GOZOS*                                                                     
Por la estrella que en la frente
De tu Hijo parece arder,     

¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Llegaste, Señora un día
Por los senderos del agua;
Y eres celeste piragua,
Rico y precioso bajel.
Por eso en el mar airado
Donde el alma se haya hundida,
   
¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Los Cineras belicosos
Ya son todos bautizados.
Pero su fe de soldados
Es necesario encender.
Por eso bajaste a ellos
De resplandores vestida,
Indígena y pobre choza
Te recibe alborozada,
Que una indiecita arrobada,
Ven convertirse en edén,
Transformada también la choza,
De nuestra alma arrepentida

¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Para honrarte cual se debe
A la Reina de los Cielos,
Cristianos llenos de celo
En templo te han de poner.
Haz que de tu amor un templo
Yo levante con mi vida.

¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Pero tú no te conformas,
Y cerca de la indiecita
Que está en su choza contrita
Te apresuras a volver
Así si el alma está lejos
Y tu protección olvida

¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Ya llevas a tu lado
Junto a la humilde capilla
Donde tu alma sencilla
Vuelve en Dios a renacer
Haznos vivir a tu lado
Antes de dejar la vida

¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Las cifras de tus milagros
Es mayor que tus devotos
Y aun así miles de exvotos
Viene el afecto a traer
Porque tú eres de los hombres
Abogada compasiva

¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Míranos, Madre bendita,
Con miradas compasivas
Miras a tus almas cautivas
Del olvido y del placer
Por la lumbre de esa estrella
Que a tu regazo convida

¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Esa corona de reina
Que tu casta sien rodea
Es de tu gloria presea
e insignia de tu poder
dame a mirar en el cielo
tu dulce frente ceñida

¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

Por la estrella que en la frente
De tu hijo parece arder
¡Sálvanos, Madre querida!
¡Dulce Virgen de Belén!

 *ORACIÓN FINAL*

¡Oh inmaculada Madre de Jesús y María Mía, queridísima reina de Belén, que has manifestado maternal complacencia al dejar tu imagen celestial grabada en un lienzo milagroso! ¡Oh dispensadora de todas las gracias que atiendes las plegarias de tus hijos con un derroche de gracias para el alma, de suavísimos consuelos para el corazón y de remedios oportunos para todas las necesidades, con todo fervor renuevo mi súplica y dejo en tu regazo mi petición.

¡Oh Madre compasiva de los pecadores, rompe las cadenas que me atan al pecado; cierra mis oídos a los engaños del mundo y respeto humano; serena las tempestades del corazón cuando me asalten las tentaciones, aparta mis pasos de las ocasiones peligrosas y guarda mis sentidos de las seducciones del mal y de las acometidas del demonio. Haz esplendorosa antorcha de la fe, para que en las dudas de la mente, en las vacilaciones de la voluntad y en las zozobras del corazón, encamine siempre mis pasos por la senda de los mandamientos de Dios y de la Iglesia.

Fija mi esperanza más allá de las criaturas, en la suprema recompensa del cielo. Prepara cuidadosamente mi alma para la gracia, cuando me acerque a recibir los sacramentos: enséñame el fervor y el recogimiento en la oración, cuando venga a conversar con Dios santifica mi vida entera: hazla fecunda en obras de misericordia y en méritos para la eternidad. Abraza mi corazón con el fuego de un amor vivísimo a tu Divino Hijo. Que sea objeto supremo de mi existencia, conocerte y alabarte, amarte y servirte en esta vida y después de un santa muerte, cantar eternamente tus glorias en el cielo, con los ángeles y santos, por Jesucristo Nuestro Señor. AMÉN.

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